A día de hoy, todavía millones de personas son víctimas del mito «dieta baja en grasa y sal». Puede resultar normal, puesto que se sigue invirtiendo mucho dinero público en este tipo de campañas sin lógica, a pesar de que ya sabemos a través de numerosos estudios científicos que no son las responsables de nuestras enfermedades.
El miedo a las grasas tiene su historia. Fue un tal Ancel Keys el que divulgó la teoría de que las grasas eran las causantes de los ataques al corazón. Tras esta falsa investigación de Ancel Keys, la industria se benefició de ello: quitó la grasa de los alimentos y en su lugar le añadió azúcar, con el fin de hacerlos más adictivos y más palatables. De ahí los famosos productos light para adelgazar (todavía existen nutricionistas que los siguen recomendando).
Yo no soy médico ni profesional de la salud, pero sí me permito ofrecerte un consejo: si cualquier profesional te dice que elimines las grasas saludables de tu alimentación y en su lugar añadas cereales, azúcar y pan, entonces mejor sal corriendo.
Nuestras hormonas están hechas de grasa
Especialmente las mujeres necesitamos las grasas saludables. Nuestras hormonas están formadas, entre otras cosas, de grasas, y si las eliminamos no conseguiremos otra cosa que empeorar nuestra salud y descontrolar nuestras hormonas.
Simplemente, lo que debemos hacer es aprender a diferenciar las grasas saludables de las perjudiciales.
El concepto de que si comes grasa acumulas grasa es sencillamente falso.
LAS GRASAS SATURADAS NO SON EL ENEMIGO
Este tipo de grasa ha sido demonizado por la industria debido a su alto contenido en colesterol, a pesar de que ya sabemos que no hay relación entre la ingesta de colesterol de alimentos reales y las enfermedades cardiovasculares.
En los ácidos grasos saturados, todos los átomos de carbono están unidos al máximo número de átomos de hidrógeno posible. No hay espacio para más átomos de hidrógeno. Los enlaces están saturados. Estas características hacen que la grasa saturada sea más estable a altas temperaturas y más resistente a los radicales libres. No es casualidad que nuestro cuerpo utilice este tipo de grasa como reserva principal de energía.
Nuestro cerebro es principalmente grasa saturada, e incluso los beneficiosos ácidos grasos omega 3, no pueden ser correctamente utilizados por el cerebro en ausencia de grasa saturada.
La mitad de las membranas celulares también están formadas por grasa saturada.
Pero.. ¿en qué alimentos reales se encuentran las grasas saturadas?
No deberíamos fijarnos tanto en el dinero, y sí prestar más atención a nuestra salud. Invertir dinero en alimentos buenos hará que tengamos una buena salud. Pero si compramos los productos más baratos y dañinos, al final tendremos que gastarlo en medicinas.
LAS GRASAS INSATURADAS
Las grasas insaturadas, se subdividen en:
- Grasas monoinsaturadas: son líquidas a temperatura ambiente. Se encuentran en alimentos como el aceite de oliva, el aguacate y las almendras. Alimentos muy recomendados.
- Grasas poliinsaturadas: son líquidas incluso a baja temperatura. Se encuentran principalmente en:
- Fuentes animales como pescados azules: salmón, atún, sardinas…, que son muy beneficiosas para nuestra salud.
- Fuentes vegetales como el aceite de girasol, de soja, sésamo, lino, colza, maíz y canola, principalmente. El mayor problema de estas grasas provenientes de vegetales es que se oxidan fácilmente, especialmente a altas temperaturas, por lo que no deben utilizarse para cocinar (pese a que casi todo el mundo las usa porque son más baratas). Otro inconveniente importante de los aceite vegetales es su alto contenido en Omega6, lo que NO ayuda a mantener un correcto equilibrio entre el Omega 3 y el Omega 6, creándonos mucha inflamación.
¿Dónde están las grasas saturadas en productos ultraprocesados?
Esas grasas sí son las causantes de las subidas de colesterol, de ataques al corazón y un sin fin de enfermedades más.
Sobre la Margarina. Es una grasas trans y es básicamente grasa artificial creada a partir de la hidrogenación de grasas vegetales, con el objetivo de alargar la vida de los productos procesados a cambio de acortar la nuestra.
¡CUIDADO! Se sigue diciendo que la margarina es mejor o igual que la mantequilla. La margarina es un ultraprocesado ¡muy peligro!, mientras que la mantequilla es la leche de la vaca, que es un alimento real.
¡CUIDADO! Se sigue hablando de que el aceite de oliva es igual que el de girasol y ya hemos visto que no es así. El aceite de oliva (sobre todo para los europeos) es la más recomendada, tanto para cocinar como en crudo. El aceite de coco por ejemplo, es más recomendada para los latinos, por su lugar de producción.
CONCLUSIÓN:
- Tu dieta debería contener al menos un 20-40% de grasas de alimentos reales.
- Si comes carne de animales criados industrialmente, limita la grasa. Muchas de las toxinas que acumulan estos animales (antibióticos, metales pesados…) se queda en la materia grasa. Sin embargo, si comes carne de animales de libre pastoreo, su grasa no es perjudicial.
- Toda la grasa de alimentos reales es buena, toda la grasa de procesados es MUY mala. Y aquí no hay más misterio.
- Alimentos reales ricos en grasas: carne y su grasa, pescados azules, huevos, frutos secos, aguacate y aceite de aguacate, coco y aceite de coco, chocolate puro o <85% cacao. productos lácteos (yogur entero, leche entera, mantequilla/ghee), aceite de oliva y aceitunas.
- Grasas malas; aceite de semillas; de soja, de sésamo, de lino, de girasol, de colza… carnes procesadas, alimentos procesados (bollería, salsas, galletas, pizzas, bollos…)
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